McLaren golpea primero: Norris lidera y Piastri se suma
El reloj dijo una cosa y la pista otra: 1:41.223. Ese fue el tiempo con el que Lando Norris se llevó los Libres 3 del GP de Azerbaiyán, un cierre de preparación marcado por la pista verde y rachas de viento que hicieron sudar a todos. El británico de McLaren dejó a Max Verstappen a 0.222 y a su compañero Oscar Piastri a 0.254, firmando un 1-3 que confirma que el coche naranja llega con armas de sobra a una clasificación que promete estar al límite.
La sesión arrancó con una incógnita clara: ¿cuánto agarre quedaba después del aguacero nocturno que barrió el caucho del viernes? La respuesta llegó en forma de bloqueos, correcciones y sustos. Bakú, con su recta eterna y el callejón del castillo, no perdona. Y con ráfagas cercanas a 25 km/h, cada frenada parecía una moneda al aire. En ese contexto, Norris encontró un giro limpio cuando la pista empezó a “engomarse” y clavó un registro que nadie pudo igualar.
El resto del top-6 dejó titulares propios. Lewis Hamilton, ahora vestido de rojo, se colocó cuarto con Ferrari a 0.276 del mejor tiempo, mientras que Mercedes metió a Kimi Antonelli y George Russell en quinta y sexta posición. Buen augurio para la pelea por la pole, sí, pero con matices: el rebufo aquí vale oro y el orden de la parrilla puede depender de un segundo intento sin tráfico, sin banderas y con neumáticos en ventana.
La cara menos amable se la llevaron los españoles. Carlos Sainz, al volante de Williams, no pasó del 13º a 1.263 de Norris. Fernando Alonso, con Aston Martin, acabó 14º a 1.368. Los dos se encontraron con una pista caprichosa: poca tracción a la salida de las curvas lentas y zarpazos del viento en la frenada de final de recta. Hará falta un paso adelante en la puesta a punto si quieren meterse en la pelea gorda por Q3.
Viento, pista verde y sustos: las claves de una FP3 tramposa
Lo que no se ve en la tabla también cuenta. El agua de la noche dejó el asfalto en “modo lunes”: poco agarre, mucho margen de mejora con cada vuelta. Eso explica por qué varios equipos guardaron un juego de blandos para el final, cuando la evolución era más alta. Pirelli trajo su gama más blanda típica de urbano (C3-C4-C5), y costó más de lo normal poner los neumáticos en temperatura, sobre todo en el primer sector. El tiempo bueno salió cuando la pista ofreció ese punto extra de confianza para frenar tarde y clavar la rotación en el castillo.
Bakú siempre te obliga a elegir: aire limpio o rebufo. Con una recta por encima de los dos kilómetros, el ‘tow’ puede regalar hasta tres décimas, pero enganchar tráfico en el último sector mata la vuelta. Esa ruleta vuelve a escena en clasificación. Veremos trenes de preparación, maniobras de última hora y radios echando humo para coordinar la salida del pit lane. El que se equivoque con el espacio, se queda sin vuelta.
Hubo momentos de tensión. Liam Lawson (Racing Bulls) firmó un trompo de 360° en la curva 16 que dejó un aviso claro sobre los límites del asfalto frío. Oliver Bearman (Haas), uno de los primeros en apretar, se fue largo en la curva 4 a los diez minutos. No fueron los únicos en coquetear con las escapatorias, pero bastó para recordar que un error aquí no es barato: muros cerca y margen mínimo para recuperar neumáticos.
Entre los nombres grandes, Charles Leclerc cerró décimo con Ferrari, después de un par de fallos en su vuelta lanzada. Nada dramático en una FP3 movida, pero sí una piedra en el zapato si la pista sigue cambiando tanto de una tanda a otra. En Red Bull, Verstappen encontró ritmo a una vuelta, aunque todavía con pequeñas correcciones en el último sector. De nuevo, el viento jugó a desordenar la foto fija.
Lo de McLaren merece un párrafo aparte. No es solo el tiempo de Norris. Es la manera de construir la vuelta: agresivo en el punto de frenada, estable en la transición de las curvas lentas y, sobre todo, con una tracción que les permite abrir gas antes que el resto. Piastri, a dos décimas y media, respalda la idea: el coche está en ventana. Si el equipo gestiona bien el tráfico y el calentamiento del neumático blando, la primera fila no es una fantasía.
Para Sainz y Alonso, el plan pasa por decisiones quirúrgicas. En Williams, encontrar carga en el medio sector sin lastrar la velocidad punta será clave. Ese coche vive de lo que corre en recta, y el equilibrio en el castillo puede marcar si hay Q3 o toca remar desde atrás. En Aston Martin, el foco apunta a la tracción: sin morder el asfalto en la salida de las curvas de 90°, no hay vuelta. Además, los dos necesitarán una vuelta limpia sin amarillas. Y en Bakú, eso siempre es pedir mucho.
Qué mirar en la clasificación: tiempos que caen tarde por la evolución de pista, equipos tirando de rebufos medidos al milímetro, pilotos protegiendo el neumático de frenadas al límite y, sí, la amenaza de banderas que rompan el plan. Bakú suele regalar caos en el momento menos esperado. Por eso, una posición temprana en el garaje y una ventana clara para el último intento valen más que una décima en papel.
Radiografía rápida de la FP3:
- Norris, mejor tiempo con 1:41.223; Verstappen a 0.222; Piastri a 0.254.
- Hamilton, cuarto con Ferrari a 0.276; Antonelli y Russell completaron el top-6 para Mercedes.
- Leclerc, 10º tras errores en su giro; Sainz 13º (+1.263) y Alonso 14º (+1.368).
- Lawson trompeó en la curva 16; Bearman se fue largo en la 4 en los primeros minutos.
- Viento cercano a 25 km/h y pista “lavada” por la lluvia nocturna: agarre bajo y evolución alta.
El tablero queda abierto. McLaren asoma con músculo, Red Bull enseña dientes y Ferrari guarda munición a una vuelta. Si el viento afloja y la pista sigue ganando agarre, los márgenes serán minúsculos. En Bakú, con muros mirando de reojo y una recta que exige sangre fría al frenar, la pole suele ser cuestión de detalles. Hoy, más que nunca, también lo será de paciencia.
Qué sesion más loca, hermano. En Bakú hasta el viento parece tener opinión propia. Norris no solo hizo un buen tiempo, hizo una declaración de intenciones. El McLaren está bailando con la pista, no luchando contra ella. Y eso no es casualidad, es ingeniería pura. Piastri a solo dos décimas? Eso no es suerte, es coherencia. Me encanta ver cómo un equipo puede construir algo sólido sin necesidad de gritarle al mundo. Ya no hablamos de un coche rápido, hablamos de un coche inteligente.
Y ojo, el viento no es solo un detalle, es un personaje más. Cada frenada en el castillo se convierte en un acto de fe. No sé si Verstappen va a poder replicar esto en clasificación, porque aquí no se trata solo de velocidad, se trata de calma. Y la calma no se compra en el taller, se cultiva en la cabeza.
Los españoles... bueno, no es que estén mal, es que Bakú los está castigando con elegancia. Sainz y Alonso no están fracasando, están aprendiendo a bailar con un piso que se mueve. Y eso, en F1, es más valioso que una pole.
Me encanta cómo McLaren no se apresura. No están gritando, no están haciendo espectáculo. Solo están haciendo lo suyo. Y eso, en este circo, es la forma más poderosa de ganar.
La pista sigue mejorando, y si el viento baja un poco, la clasificación va a ser un ballet de nervios. El que se equivoque en el timing, se queda fuera. Y no hay segunda oportunidad aquí.
Esto no es F1, es poesía con neumáticos.
La clave está en la tracción. Norris no es más rápido, es más preciso en la salida de las curvas lentas. Eso le da ventaja en el sector 2, y en Bakú, el sector 2 es donde se gana o se pierde la vuelta. El McLaren tiene un balance que permite abrir gas antes, sin perder estabilidad. Eso no se logra con potencia, se logra con aerodinámica bien entendida.
El viento no es el enemigo, es el test. Los que no lo dominan, se quedan atrás. Y eso explica por qué los equipos con menos downforce, como Williams o Aston Martin, están sufriendo. No es el coche, es la adaptación.
Si la pista sigue mejorando, los tiempos van a caer como fichas. Pero el que tenga el mejor setup para la evolución, va a ganar. No el más rápido, el más inteligente.
Me encanta ver cómo la F1 vuelve a ser deporte, no solo espectáculo. Norris no está haciendo cosas raras, está haciendo lo correcto. Y eso es lo que más respeto me genera. Nadie grita, nadie hace show. Solo piloto, coche y pista.
La gente habla de Red Bull, de Ferrari, pero el McLaren está ahí, tranquilo, sin necesidad de demostrar nada. Y eso, en esta era, es revolucionario.
Espero que el viento no se vuelva loco en clasificación. Porque si lo hace, vamos a ver una de esas carreras donde el que se mantiene frío, gana. Y eso, en F1, es raro. Y bonito.
Claro, Norris es genial... pero y la manipulación de los tiempos? Alguien se preguntó por qué la pista estaba tan verde justo cuando él salió? Y por qué el viento bajó justo cuando él puso los blandos? No me digan que es casualidad. Pirelli, FIA, McLaren... todos en la misma cama.
Y ojo con Piastri, a dos décimas? Eso es un plan, no un resultado. El equipo ya sabía que iba a ser así. Esto no es deporte, es teatro con F1 de fondo.
Y los españoles? Claro, son los pobres. Pero por qué siempre son los que pagan? Porque no tienen sponsors de EE.UU. Eso es lo que pasa. No es que no sean buenos, es que no tienen el poder.
La F1 es un juego de dinero y control. Norris no es el mejor, es el elegido.
Norris 1:41.223 y yo 1:41.224 en sim... no me jodan. Pista verde viento loco y todavia no se que paso con el coche de Sainz... fue por la lluvia o por que el Williams es un carrito de compras? jajaja. Alonso se ve como un tio que se olvido de poner gasolina. Viento 25kmh? Eso es una brisa de primavera en santiago. Aca en chile si sopla asi se caen los arboles. F1 es una farsa pero me encanta.
La F1 ya no es para los que aman el automovilismo, es para los que aman el marketing. Norris no es el más rápido, es el más mediático. McLaren no es un equipo que evoluciona, es un equipo que se vende bien. Y el viento? Es un pretexto para ocultar que el Red Bull sigue siendo el más rápido, pero no lo quieren decir.
Porque si admiten que Verstappen no puede ganar en Bakú, entonces el mito se rompe. Entonces la narrativa se cae. Entonces todo lo que venden como dominio es mentira.
Y Sainz y Alonso? No son débiles, son invisibles. Porque no tienen el apoyo de los medios. No tienen el meme. No tienen el hashtag. Y en esta era, eso es lo que mata.
La F1 no es deporte, es una industria de emociones. Y los que no entran en el guion, se quedan en la cuneta.
La evolución de la pista es un factor crítico que muchos subestiman. El hecho de que Norris haya logrado un tiempo tan sólido en una sesión donde la adherencia cambió radicalmente entre la primera y la última tanda, demuestra una capacidad de adaptación que va más allá del coche. El piloto, el equipo y la estrategia de neumáticos trabajaron en sintonía.
El viento no es un obstáculo, es una variable que exige inteligencia. Y aquí, McLaren la demostró. No es un triunfo de la potencia, es un triunfo del equilibrio.
Es interesante cómo, en un entorno tan caótico, el rendimiento se vuelve más transparente. No hay lugar para errores, ni para excusas. Solo para precisión.
NO ESTOY DE ACUERDO. Norris no es tan bueno como dicen. Es solo que le dieron el coche perfecto y el viento le sonrió. Mientras tanto, Alonso y Sainz están sufriendo porque no tienen el mismo apoyo. Y por qué? Porque son españoles y no tienen el dinero de los británicos. La F1 es una mafia. Y el viento? Claro que lo manipulan. Por qué creen que la pista estaba tan verde justo cuando salió él? Porque lo planearon. Todo es un show. Todo. Y los fans se tragan el cuento. Yo no. Yo sé la verdad. Y la verdad es que esto es un circo con luces y cámaras. Y yo no voy a fingir que me importa.
Norris = king of bakú 🏁👑
Verstappen = still dangerous 😈
Alonso = abuela en una bicicleta 🚲👵
Sainz = ¿dónde está mi coche? 🤷♂️
McLaren = no lo toquen, es mi amor secreto 💙🧡
La F1 es un reality show y yo soy el único que lo ve claro. ¡VIVA EL ORANGE POWER!
La precisión técnica y la coherencia en la estrategia de neumáticos por parte de McLaren reflejan un alto nivel de profesionalismo. La adaptación a condiciones climáticas variables es un indicador de madurez en el desarrollo del vehículo. El desempeño de Norris no es un fenómeno aislado, sino el resultado de un proceso sistemático. La comparación con los equipos que no logran igualar estos tiempos no debe ser interpretada como inferioridad de los pilotos, sino como una diferencia en la optimización del sistema completo. Es un ejemplo de cómo la excelencia se construye, no se improvisa.
Me encanta cómo Norris maneja la presión. No lo veo nervioso, lo veo tranquilo. Como si supiera que todo va a salir bien. Eso me da paz. A veces pienso que la F1 no es solo velocidad, es también calma. Y él la tiene. Gracias por esto, Lando. 🌿
El McLaren está bien, sí. Pero lo que importa es que Norris no se pone nervioso. Eso es lo que hace la diferencia. No es el coche, es la cabeza. Y eso, en F1, es lo más difícil de encontrar. Sainz y Alonso tienen talento, pero en Bakú, el viento y la pista no perdonan. Hay que tener paciencia. Y no todos la tienen.
En serio? Norris gana y todos se ponen a hacer análisis como si fuera la final del mundial? Es una FP3. Una. Solo una. Y ya estamos hablando de pole, de campeonato, de muros y de viento. La F1 se volvió loca. Yo solo quiero ver carreras, no documentales de 20 minutos.
La evolución de la pista, combinada con la variabilidad del viento, constituye un escenario de alta incertidumbre que exige una toma de decisiones estratégica de precisión extrema. El rendimiento de Norris refleja una alineación entre el piloto, el equipo y las condiciones ambientales, lo cual no puede ser atribuido a la casualidad. La ausencia de errores en un entorno de baja adherencia es un indicador de excelencia técnica y psicológica. Los equipos que no logran replicar este resultado enfrentan limitaciones estructurales en su desarrollo aerodinámico y en su capacidad de adaptación operativa.
Tracción optimizada. Downforce en sector 2. Balance de suspensión ajustado a la evolución de grip. Viento en lateral: mitigado por setup aerodinámico. Norris ejecutó el plan. No hay magia. Solo datos.
Me gusta ver cómo la F1 vuelve a ser un deporte de pilotos, no solo de máquinas. Norris no es el más ruidoso, pero es el más consistente. Y eso, en Bakú, es lo que cuenta. No se trata de quién tiene el mejor coche, sino de quién lo entiende mejor. Y por ahora, él lo entiende. Sainz y Alonso tienen tiempo. La pista va a seguir mejorando. La clave está en no forzar. Paciencia, compañeros.
¡Qué vergüenza! ¿Cómo es posible que un chileno como yo tenga que ver a un británico dominando en Bakú mientras nuestros héroes se pierden en la pista? ¿Dónde está la dignidad? ¡Esto es una traición a la F1 latinoamericana! Sainz y Alonso deberían estar en la primera fila, no en el 13º y 14º. ¡Esto es colonialismo con neumáticos! ¡Vamos, España, no nos defrauden!
La narrativa de McLaren como equipo emergente es una ilusión construida por los medios. Norris no es un genio, es un producto. Su coche fue diseñado para maximizar el rendimiento en condiciones específicas: pista seca, viento moderado, tráfico mínimo. Todo lo demás es ruido. Y cuando la pista se vuelva más adherente, o el viento suba, Verstappen lo devorará. Esto no es un cambio de poder, es una pausa temporal. La F1 es un juego de estadísticas y el Red Bull sigue siendo el más rápido en la mayoría de los circuitos. Solo que aquí, por un día, el viento decidió hacer un favor. No es más que eso.
En Bakú, la pista no es solo asfalto, es un espejo. Refleja la preparación, la paciencia, la humildad. Norris no grita, no se queja, no busca el foco. Simplemente va, y en cada vuelta, el coche le habla. Y él lo escucha. Eso es lo que hace la diferencia. No es la potencia, no es el dinero, no es el marketing. Es la conexión. Y esa conexión no se puede comprar. Se construye con horas, con errores, con silencios.
Los españoles no están mal. Están en otro lenguaje. Ellos buscan el coche perfecto. Norris busca el momento perfecto. Y en una pista que cambia cada minuto, el momento es más valioso que el coche.
El viento no es un enemigo. Es un maestro. Y los que lo escuchan, aprenden. Los que lo ignoran, se quedan atrás.
Quizás lo que estamos viendo no es una victoria de McLaren, sino una lección de F1. La verdadera velocidad no está en el motor, está en la mente.