Haaland impulsa a Noruega con un 1-0 en Estonia y aviva el sueño del Mundial 2026

Haaland impulsa a Noruega con un 1-0 en Estonia y aviva el sueño del Mundial 2026

Un golpe de autoridad en Tallin

Un chispazo y partido resuelto. Con un derechazo seco, Haaland inclinó en Tallin un duelo que parecía condenado al bloqueo. Noruega venció 0-1 a Estonia en el Lilleküla Stadium, el 9 de junio de 2025, y mantiene el pleno de puntos en el Grupo I de la Clasificación al Mundial 2026. No es solo otra victoria: es gasolina pura para una selección que no pisa una Copa del Mundo desde 1998.

El guion fue áspero, de esos que se deciden por detalles. Estonia, arropada por su gente, se cerró detrás de la línea del balón y obligó a Noruega a masticar cada ataque. La paciencia fue clave: circulación, cambios de orientación, centros medidos y mucho trabajo sin balón para recuperar rápido y volver a cargar. Cuando el partido pedía un gesto de calidad, el nueve del Manchester City lo firmó con la frialdad de un especialista.

El tanto llega en el mejor momento de la campaña noruega. Cuatro partidos, cuatro victorias y una sensación creciente de equipo serio. Haaland suma ya cuatro goles en estos clasificatorios y confirma el liderazgo que ha venido ejerciendo desde hace meses. Con 25 años, es el máximo goleador histórico de su país y el faro que empuja una generación que ya no se conforma con promesas.

Estonia, por su parte, cumplió con un plan que rozó el sobresaliente en lo defensivo. Bloque medio-bajo, ayudas constantes en los costados y un primer despeje agresivo para alejar el peligro. Durante buena parte del duelo consiguió que Noruega jugara lejos del área. El problema llegó cuando el ritmo subió y aparecieron los espacios mínimos en los que un delantero como Haaland no perdona.

El valor de ganar fuera de casa en una fase de clasificación es enorme. Estos tres puntos pesan por el contexto: césped, ambiente, un rival ordenado que suele convertir el partido en una montaña de duelos y segundas jugadas. Noruega sobrevivió a eso y, además, encontró el gol cuando los minutos ya apretaban. Son señales de madurez competitiva que antes le costaba mostrar.

Lo que cambia este triunfo para Noruega

La ruta europea al Mundial 2026 se juega con una fórmula clara: los ganadores de cada grupo obtienen el billete directo; los segundos y algunas selecciones procedentes de la Nations League pelean en repescas por las últimas plazas. Traducido al día a día, victorias como la de Tallin convierten los tramos difíciles del calendario en terreno más amable. Sostienen el liderato, quitan presión y permiten gestionar esfuerzos.

El equipo ha crecido desde atrás. En Tallin defendió bien el área, se mantuvo junto cuando Estonia intentó salir en transición y no regaló segundas jugadas en la frontal. Ese control emocional —no precipitarse, no partirse— explica por qué el plan salió adelante incluso sin una lluvia de ocasiones. La diferencia la puso la pegada.

La figura de Haaland ordena todo. Condiciona a las defensas, arrastra marcas, abre pasillos para los centrocampistas que llegan desde atrás y obliga al rival a un repliegue más bajo de lo deseado. Si a eso le sumas circulación con criterio y laterales con buenos centros, el equipo genera opciones aunque el rival se encierre. La sociedad con los jugadores creativos —el capitán, los interiores, el extremo que fija ancho— convierte a Noruega en un conjunto más imprevisible que en ciclos anteriores.

La estadística ya cuenta su historia: cuatro goles en cuatro jornadas para el nueve, y una selección que ha encontrado un equilibrio interesante entre paciencia y colmillo. No es solo el gol; es la sensación de amenaza constante. Cuando Noruega acelera, pasan cosas. Y cuando no puede acelerar, se mantiene estable hasta que aparece el momento correcto.

Estonia deja una imagen reconocible: rigor, solidaridad y mucho orden. Ganó duelos, defendió bien su área y obligó a Noruega a buscar alternativas, desde la segunda línea hasta la frontal. Le faltó, eso sí, continuidad con la pelota para estirar el campo y castigar alguna pérdida nórdica. Con un poco más de pausa en la primera salida y apoyos más cercanos al punta, habría inquietado más.

El ambiente acompañó la tensión: noches como esta en Tallin son incómodas para cualquiera. La grada apretó, el ritmo se cortó a ratos con faltas tácticas y el partido se jugó a ráfagas. Es precisamente el tipo de escenario donde se mide el carácter de una selección con aspiraciones altas. Noruega salió con personalidad y, sobre todo, con eficacia.

El recuerdo de 1998 flota sobre cada victoria. Han pasado demasiadas generaciones sin Mundial, y eso pesa. La diferencia ahora está en la mezcla: un delantero top mundial en su madurez, jugadores de élite en grandes ligas y un bloque que ya no se parte en los momentos críticos. Todo eso no garantiza el billete, pero sí coloca a Noruega en el lugar donde quería estar a estas alturas: arriba, con margen y con una idea clara.

Queda camino, claro. En un grupo largo, cualquier tropiezo reabre la pelea. La clave será sostener el nivel en casa, sumar en salidas complicadas como la de Tallin y evitar baches de resultados. Con el colchón del liderato y la confianza que dan cuatro victorias seguidas, el plan se mira con otra luz.

Para Estonia, la lectura es práctica: si mantiene este nivel defensivo y afina la salida, puede competir en su estadio con casi cualquiera. La estructura funciona; falta colmillo de tres cuartos hacia arriba. Son ajustes finos, más de ejecución que de diseño.

Noruega se lleva mucho más que tres puntos: se lleva la confirmación de que sabe ganar partidos feos, de pico y pala. Cuando una clasificación aprieta, esa es una virtud que vale casi tanto como el talento. En Tallin, el talento hizo de martillo y la fe de cemento. La combinación fue definitiva.

Sobre el autor
Raquel Marlhboro
Raquel Marlhboro

Soy periodista especializada en noticias con una pasión por escribir sobre los acontecimientos diarios en Chile. Me motiva mantener a mis lectores informados y conectados con la actualidad. Trabajo para un periódico nacional y disfruto explorando diferentes puntos de vista sobre los temas del día.