Relatos Impactantes de Ex-empleados Sobre el Maltrato de Roberto Duenas
Ex-empleados Rompen el Silencio Sobre el Comportamiento Abusivo de Roberto Duenas
Roberto Duenas, un nombre que anteriormente podría haber sido sinónimo de éxito y liderazgo, hoy está manchado por una serie de alarmantes testimonios de antiguos empleados que describen un entorno laboral cargado de abusos e intimidación. Las historias recopiladas evidencian un patrón de comportamiento que va más allá de los simples roces laborales, llegando incluso a situaciones de violencia física y verbal, desgastando la salud mental y emocional de aquellos que trabajaron bajo su supervisión.
Testimonios Reveladores de un Entorno Laboral Tóxico
Los relatos son vehementes. Ex-trabajadores narran episodios donde Duenas, en arranques de furia aparentemente injustificados, recurría a insultos y gritos para imponer su autoridad. Se le describe como un abusador que no dudaba en amenazar y amedrentar a sus subordinados, creando un clima laboral de constante miedo e incertidumbre. "Era como andar sobre cáscaras de huevo", indica una ex-empleada que prefirió mantener su anonimato. "Nunca sabías cuándo iba a estallar."
Las acusaciones no se limitan solo al maltrato verbal; varios testimonios señalan episodios donde Duenas cruzó la línea hacia la agresión física. Un ex-empleado relató cómo en una ocasión, tras un desacuerdo menor, Duenas lo empujó contra una pared mientras lo insultaba vehementemente. Otro testimonio da cuenta de un incidente en el cual, después de una reunión acalorada, Duenas lanzó objetos de su escritorio en un evidente acceso de ira.
El Impacto en la Salud Mental de los Empleados
Las consecuencias de trabajar en un ambiente así no son menores. La constante exposición al abuso y la intimidación puede llevar a graves problemas de salud mental, como ansiedad, estrés crónico y depresión. Conforme se suman los testimonios, se hace evidente que muchos empleados tuvieron que buscar terapia para enfrentar las secuelas de esta experiencia laboral. Algunos incluso señalaron haber sufrido ataques de pánico y problemas para conciliar el sueño debido al estrés acumulado.
“Me levantaba cada mañana con un nudo en el estómago, temiendo lo que iba a enfrentar ese día”, comparte otro ex-empleado. “No se trata solo de las palabras o los empujones, sino del constante temor a ser su próximo objetivo. Te sientes inútil, pequeño, incapaz de hacer bien tu trabajo porque estás siendo constantemente vigilado y criticado de manera destructiva.”
¿Por Qué Nadie Alzó la Voz Antes?
Una de las preguntas que surgen al conocer estos relatos es por qué nadie denunció estos abusos antes. La respuesta parece radicar en el miedo generado por Duenas, sumado a una cultura empresarial que podría haber normalizado, o incluso encubierto, estos comportamientos. “¿Quién iba a creerme?”, comenta una víctima. “Roberto tenía una posición de poder y sabía cómo utilizarla en su favor. Cualquier intento de queja se volvía en tu contra, pues él sabía manipular las situaciones para hacerte parecer el problemático.”
Además, varios empleados dicen que las políticas de recursos humanos no eran efectivas en la práctica. “Teníamos un departamento de recursos humanos, pero ¿de qué sirve si están del lado del agresor? Poner una queja era como firmar tu carta de despido”, explica otro afectado.
El Despertar de una Consciencia Colectiva
No obstante, parece que el muro de silencio finalmente está comenzando a resquebrajarse. Gracias a movimientos globales que fomentan la denuncia de maltrato laboral y el apoyo entre colegas, estos ex-empleados han encontrado la valentía para compartir sus experiencias. La esperanza es que, al hacerlo, no solo se haga justicia en sus casos, sino que también se establezca un precedente que evite que situaciones similares vuelvan a ocurrir.
La Respuesta de la Empresa
Conforme estos testimonios salen a la luz, la empresa donde trabajaba Roberto Duenas se encuentra bajo intensa vigilancia. Hasta el momento, los directivos han emitido un comunicado breve indicando que investigarán las acusaciones con la seriedad que ameritan. Sin embargo, para muchos de los afectados, esto llega demasiado tarde. “¿Qué pasa con los años de tormento que vivimos?”, se pregunta uno de los ex-empleados. “Las investigaciones están bien, pero necesitamos ver acciones contundentes, no solo palabras vacías.”
La presión pública y la cobertura mediática podrían jugar un papel crucial en este proceso. Cada vez más, antiguos compañeros se suman a este coro de voces que exigen un cambio estructural en la cultura corporativa, asegurando que el bienestar de los empleados sea una prioridad real y tangible.
Reflexiones Finales
Los relatos de estos ex-empleados nos obligan a reflexionar sobre los peligros de un liderazgo tóxico y la importancia de entornos laborales seguros y respetuosos. Es fundamental crear espacios de trabajo donde cada individuo se sienta valorado y protegido, sin el temor constante de ser víctima de abuso e intimidación. La figura de Roberto Duenas sirve como un triste recordatorio de los estragos que puede causar el poder mal manejado.
Este reporte espera ser un llamado a la acción, no solo para la empresa en cuestión, sino para cualquier organización que permita que comportamientos abusivos se perpetúen en sus filas. Los empleados merecen respeto y dignidad, y en esta era moderna, ninguna empresa debería poner en peligro la salud y bienestar de sus colaboradores por mantener en puestos de poder a individuos cuyo comportamiento viola estos principios básicos de humanidad y respeto.
Sobre el autor
Oye, esto es pura locura 😵💫 Yo trabajé en una empresa parecida y al final me fui con síntomas de ansiedad. No es normal que te griten por un error de tipeo.
Otro más que se queja. Si no te gustaba, renuncia. No es culpa de nadie si eres sensible.
Te voy a decir algo, esto no es nuevo, es el sistema. Roberto no es el problema, es el reflejo de una cultura empresarial que valora más la productividad que la dignidad humana. Yo estuve ahí, vi cómo desgastaban a la gente hasta que se rendía. No era solo él, era el ambiente entero. Los jefes superiores sabían, miraban para otro lado, y si alguien hablaba, lo aislaban, lo etiquetaban como ‘problemático’. ¿Sabes qué pasa cuando trabajas bajo ese estrés constante? Tu cerebro empieza a creer que mereces eso. Que no eres suficiente. Que tu valor está en tu productividad, no en tu humanidad. Y cuando por fin te das cuenta, ya llevas años con ansiedad, insomnio, y un nudo en el pecho que no se va. No es drama, es trauma. Y ahora que salen los testimonios, algunos dicen ‘es solo una persona’, pero no, es un sistema que permite que personas como él sigan existiendo. Porque si tú no haces nada, sigues siendo parte del problema. ¿Cuántos más tienen que romperse antes de que algo cambie de verdad? ¿Cuántas vidas van a tener que perderse para que alguien en HR tome en serio el bienestar mental? No es solo una queja, es una denuncia estructural. Y si tú crees que esto se soluciona con un comunicado de prensa, estás profundamente equivocado.
Qué vergüenza nacional. En Chile no se tolera esto. Si esto fuera en otro país, ya lo habrían linchado en redes. Aquí seguimos callados como siempre, como si el abuso fuera parte del ‘chilenismo’.
Si alguien te trata así, no aguantes. Sal. Busca ayuda. No estás solo. Hay gente que te va a creer. Y sí, es difícil, pero tu salud vale más que cualquier trabajo.
Los testimonios son consistentes y detallados. La acumulación de evidencias cualitativas sugiere un patrón sistemático de abuso de poder. La respuesta institucional debe ser transparente, independiente y con consecuencias reales.
Me conmovió leer esto. Me acordé de un compañero que se fue hace años y nunca más volvimos a saber de él. Ahora entiendo por qué. Nadie habla de esto hasta que ya es demasiado tarde. Espero que esto sirva para que alguien más no tenga que pasar por lo mismo.
Gracias por hablar. No estás sola. Yo también pasé por eso y todavía tengo pesadillas.
Esto no es solo sobre un individuo. Es sobre cómo la sociedad ha normalizado la jerarquía como forma de control. El poder no se ejerce para guiar, se ejerce para dominar. Y cuando el dominio se vuelve cotidiano, la persona que lo sufre no solo pierde su trabajo, pierde su sentido de autonomía. La cultura laboral chilena, en muchos casos, premia la obediencia sobre la crítica, la silenciosa resignación sobre la voz. Roberto no es un monstruo aislado, es el producto de un sistema que recompensa la crueldad cuando está disfrazada de liderazgo. ¿Cómo cambiamos esto? No con discursos, sino con estructuras. Con políticas que protejan, no condenen, a quienes denuncian. Con redes de apoyo que no exijan pruebas, sino que crean espacios donde la vulnerabilidad no sea un defecto, sino una señal de coraje. La dignidad no es un beneficio laboral, es un derecho humano. Y si una empresa no lo entiende, no merece existir.
Como profesional en recursos humanos con más de 15 años de experiencia, puedo afirmar que estos testimonios no son anecdóticos, sino estructurales. La falta de protocolos de denuncia efectivos, la ausencia de formación en liderazgo ético y la cultura de impunidad son factores críticos que permiten este tipo de abusos. Se requiere una auditoría externa independiente, la implementación de canales anónimos de denuncia con garantías reales, y la formación obligatoria en salud mental y prevención de acoso para toda la gerencia. No se trata de sancionar a una persona, sino de transformar un sistema que ha fallado sistemáticamente.
Toxic leadership = ROI negative. Mental health = non-negotiable KPI. Fix the system, not the scapegoat.
La respuesta de la empresa es una farsa. Una investigación interna, sin transparencia, sin participación de los afectados, sin consecuencias reales, es solo teatro. Si no hay despidos, no hay disculpas públicas, no hay cambios en la jerarquía, entonces no hubo aprendizaje. Solo silencio disfrazado de acción. Y mientras sigan haciendo eso, seguirán generando más víctimas. Porque los abusadores no cambian. Solo cambian de empresa.